Archivo P. Donostia
Este año 2015 hemos acabado la catalogación de la práctica totalidad del Archivo P. Donostia. Esto no hubiera sido posible sin la subvención que en 2014 nos concedió la Fundación Caja Navarra.
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José Gonzalo Zulaika Arregi nació el 10 de enero de 1886 en San Sebastián. Con 6 años inició sus estudios en el Colegio de los Marianistas de San Sebastián, donde demostró sus habilidades musicales. Con 10 años, pasó a estudiar al Colegio de Lecároz. Fue aquí donde despertó su verdadera pasión por la música. Al acabar los estudios de bachillerato decidió entrar a formar parte de la Orden capuchina y con 16 años tomó el hábito de novicio y cambió su nombre por el de Fray José Antonio de San Sebastián, posteriormente será conocido como Padre Donostia o Aita Donostia.
El P. Donostia fue profesor en Lecároz desde 1909 hasta 1918, año en el que se traslada a Madrid para seguir progresando en sus estudios de música. Entusiasta del canto gregoriano se trasladó al monasterio benedictino de Santo Domingo de Silos (Burgos) y a la abadía de Solesmes (Francia) para estudiarlo en profundidad.
Siendo ya fraile viaja a Barcelona y entra en contacto con el musicólogo y folklorista Felipe Pedrell. Comenzó a recopilar y transcribir tanto las canciones (música y letra) como las melodías para instrumentos y danzas que iba recogiendo en diversos pueblos y aldeas del País Vasco y Navarra, que se transmitían de forma oral. Gracias a este movimiento etnográfico-musical se ha podido conservar mucha de esta música, tal como se interpretaba en los siglos XIX y XX. Su labor comenzó en la zona del Baztán, zona que conocía bien debido a que su residencia habitual fue Lecároz.
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En la imagen el Padre Donostia recoge una canción popular en Navarra
En sus estancias en París también aprovechaba para recopilar todos los vestigios que sobre música y cultura vasca encontraba en diversos archivos y bibliotecas, publicando sus hallazgos en la revista Gure Herria de Bayona.
Fue un viajero infatigable y un gran conferenciante. Sin abandonar los trabajos musicológicos y de composición impartió más de 100 conferencias por todo el mundo sobre diferentes aspectos de la música vasca. La primera de ellas en Bilbao, bajo el título “De música popular vasca” y a partir de ahí  Madrid, Barcelona, Salamanca, Pamplona, pero también en París, Praga, Londres, Basilea, Argentina, Uruguay, etc. A pesar de no haber compuesto sinfonías entendidas como tales, escribió obras sinfónicas en las que demuestra su calidad como sinfonista: “Los ferrones de Mirandaola” (compuesta para el grupo “Saski-Naski” de Donostia) y las “Acuarelas Vascas” estrenadas en la Sociedad Filarmónica de Bilbao.
De sus investigaciones nació la necesidad de aprender euskera cuando ya era adulto, lo que hizo llegando posteriormente a ingresar en la Real Academia de Lengua Vasca como miembro de número.
A principios del siglo XX París era un referente artístico de primer orden y allí se estableció temporalmente en 1920. Conoció a Maurice Ravel, con el que mantendría una gran amistad toda su vida, Erik Satie, Francis Poulenc, Federico Mompou y a las vanguardias artísticas de la época. El P. Donostia fue un músico cosmopolita, y en esta época viajó por Europa y Argentina, llegando a ser muy conocido en París, donde editó y estrenó alguna de sus obras.
Cuando comenzó la Guerra Civil española se exilió a Francia y allí vivió hasta 1943 (Toulouse, París, Mont-de-Marsan y Bayona). Durante estos años prosiguió con sus trabajos de composición e investigación, impartiendo conferencias y conciertos, como organista de la parroquia de Biarritz.
Músico de su tiempo, asumió las sonoridades  que se estaban experimentando en el momento.
Al volver del exilio residió en Barcelona durante algún tiempo trabajando en el Instituto Nacional de Musicología sobre etnografía y folklore.
Posteriormente volvió a Lecároz y allí se rodeó de un círculo de amistades formado por músicos como Juan Eraso, Bello Portu, Gorriti y otros artistas como Jorge Oteiza. Murió en Lecároz el 30 de agosto de 1956.
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El Archivo ha tenido dos ubicaciones: tanto su Biblioteca como su Archivo personal se quedaron a su muerte en el Colegio de Lecároz y en el año 2002-2003 se trasladó a su actual ubicación en el Archivo Histórico Provincial de Capuchinos de Pamplona.
En un primer momento el P. Jorge de Riezu se hizo cargo de sus fondos y siguió editando o reeditando gran parte de la obra del P. Donostia. Posteriormente pasó a ser responsable del mismo, también en Lecároz y luego en Pamplona, el P. Francisco Javier Cabodevilla.
En lo que se refiere estrictamente al Archivo del P. Donostia hemos localizado todo tipo de documentación, fruto de sus actividades tanto personales como profesionales. Podemos decir que entre los fondos han aparecido: diarios personales, documentación personal, permisos de los superiores, cuadernos de ejercicios, conferencias, sermones, artículos, música notada, apuntes, notas, fichas, publicaciones, manuscritos recibidos, correspondencia tanto recibida como enviada, así como otras cartas que le reenviaban con información de gente con la que al parecer en ese momento no tenía relación, fotografías, programas de conciertos, documentación póstuma, necrológicas, homenajes, documentación de derechos de las obras, etc.
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Queremos destacar la existencia de varios documentos o grupos de documentos que han aparecido, y que algunos investigadores nos habían comentado que se creían perdidos, como el «Cuaderno de Argentina», del que existe una copia digital en Bayona. También ha aparecido parte del Archivo de Aitzol (Joxe Ariztimuño) que se creía perdido y que, al parecer, poco a poco empiezan a aparecer  algunos de sus fondos en diferentes centros e instituciones. También ha aparecido toda su obra musical y numerosas partituras de los ss. XVIII y XIX.
En total son casi 10 m lineales de documentación organizada siguiendo el cuadro de clasificación creado, lo que equivale a aproximadamente 2500 entradas en el catálogo.

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