Museum Oteiza-Ciriza
Antonio Oteiza y Carlos Ciriza: encuentro de dos viajeros en el Camino relata la travesía vital y profesional de dos artistas que, tras llevar su obra por todo el mundo, vienen a...
El 30 de agosto de 1956 fallecía en Lecároz el P. José Antonio de Donostia. Desde esta página queremos ofrecerle, en el 60 aniversario, un pequeño homenaje a uno de nuestros más importantes escritores, compositores, musicólogos, organistas y folkloristas.
No es la primera vez que en esta página hablamos de tan insigne religioso pues ya dimos la noticia de la organización de su archivo personal en la que dimos unas breves pinceladas biográficas del mismo. Para conocerle más se puede acudir a las biografías y estudios que han realizado diferentes autores y entre ellos dos autores capuchinos: el P. Jorge de Riezu en Vida, obra y semblanza espiritual del padre José Antonio de Donostia o el P. José Luis Ansorena en su obra Aita Donostia: P. José Antonio de San Sebastián: José Gonzalo Zulaica Arregui o la biografía publicada por este último en Auñamendi Euskal Enziklopedia de Internet. Y por supuesto en nuestra biblioteca se puede consultar su obra, catalogada o no y su propia biblioteca personal que empleó en su trabajo.
Para la ocasión hemos realizado una pequeña bibliografía recomendada con todas las obras musicales que el autor publicó en vida en la revista Zeruko argia, se puede consultar en nuestro OPAC en el directorio Biblioteca de Escritores Capuchinos.
Esta revista fue una importante publicación capuchina de divulgación religiosa editada íntegramente en euskera. La publicación dio comienzo en 1919 de la mano de los padres Buenaventura de Oyeregui y Dámaso de Inza pretendiendo ser «luz del cielo» para el pueblo vasco. Como bien podemos comprobar en la bibliografía recomendada que hemos realizado el tema musical era muy importante en esta publicación, a parte del religioso, literario o misional.
Se publicó hasta el año 1980 con diferentes etapas e interrupciones. En ese año, ya convertida en una revista de información general, se traspasó a una sociedad cooperativa formada por alguno de los trabajadores y pasó a llamarse Argia.